Existe esa idea en los bajistas que dice “Son guitarristas devenidos a bajistas”, en tu caso ¿cómo fueron esas primeras instancias, los primeros acercamientos al instrumento?
Tenía once años y me gustaba mucho la parte de Lithium que quedaba el bajo solo, y decidí que quería tocar ese instrumento; el hermano de un amigo me dio dos o tres clases de clases: me hizo un dibujo del diapasón con las notas en un papel, me regaló una copia en cassette de ‘Nunca nos fuimos’ y ahí me largué solo.¿Compone desde el bajo?
Sí. Hay mucho que me sale improvisando, y después voy recortando y armando las bases; creo que es bastante intuitivo y natural. Trato de no forzar la composición; por ahí pasan meses que no aparece nada, y en una noche me caen tres o cuatro bases que valen la pena y las empiezo a trabajar.¿Cómo piensa en términos generales sus líneas de bajo, a partir de qué elementos, qué es lo que busca?
Si se trata de algo que nace a partir del bajo, o sea de mi parte, trato de ‘llenar’ la mayor cantidad de frecuencias, y ahí quizás si haya algo de guitarrista en lo compositivo; cuando tengo que armar un bajo para una base ajena, soy más cauto, aunque intento jugar con las tonalidades.

Generalmente en las bases, cuando se repiten mucho en el tiempo generan una idea de pérdida de sentido ¿Cómo afronta ese desafío desde el bajo?
Tratando de no caer en lugares comunes (aunque a veces es inevitable desde el bajo).

¿Cuál es su ideal sonoro de graves, a qué le hubiese gustado sonar (si es que tiene un referente)?
Papa de Dos Minutos (sobre todo en Postal 97), y Eric Emm de Storm & Stress y Don Caballero. Deliramos mucho cuando grabamos, a veces mandamos mil cosas que en su momento están buenísimas y a los dos días te parecen la peor idea que pudiste haber tenido (creo que a todos les pasa).