¿Cuánto tiempo le dedica a escuchar música y cómo lleva a cabo esta actividad?
No tengo una regularidad cotidiana. Hay días que desde que me levanto ya tengo cierta música en la cabeza, ya sea música bien arriba o bajonera, y por lo general la uso como motor para mantenerme activo, avanzar: me ducho, lavo los platos, ordeno, camino, todo lo hago escuchando la música que yo decido. Otros días simplemente tomo una posición más “pasiva”: escucho lo que pone el bicicletero de abajo de casa (cumbia, intoxicados, tecno), lo que encuentro en el muro de facebook, lo que suena en la radio o donde sea. Y hay días en los que no escucho nada, o por lo menos no le presto atención.¿Hasta dónde cree que su obra está influenciada por lo que escucha? ¿Le preocupa que se note?
Está totalmente influenciada, tanto por la música que me fue dejando su huella a través de los años como por la que ando escuchando en el presente; ya sea una canción pegadiza pasajera o un disco que me esté volando la peluca durante varias semanas. No me preocupa que se note la influencia, tampoco lo pienso demasiado. Es de la única manera en la que sé componer, y en esa influencia es donde termino encontrando mis singularidades y mis limitaciones cuando hago canciones. De la música que escucho, principalmente del formato canción (que es a lo que hoy apunto a la hora de componer, por lo tanto escucho principalmente bandas y discos de canciones) estoy continuamente atento al sonido de los acordes, de las melodías de voz, de las estructuras… trato de afanar todo lo que puedo de lo que me gusta, pero soy malísimo imitando, y en ese cruce de intentar llevar mis ideales, los sonidos y las melodías que admiro a mis composiciones surgen mis canciones. Por poner un ejemplo: la mayoría de los bocetos de canción de lo nuevo de Gulash! que llevo a los ensayos, las presento con el nombre de la influencia que predomina, es decir: “el belle and sebastian”, “el new order”, “el funky”… después las canciones van tomando forma, letra y sonido propio con el aporte singular de cada uno y el colectivo de la banda. Pero siempre parto de una influencia principal que se termina deformando naturalmente y es entonces cuando (a veces) quedo conforme.¿Piensa en el silencio a la hora de componer, qué espacio ocupa en su música este aspecto?
Es un poco cliché tal vez, pero el silencio lo es todo en la música, y cada uno tiene el propio, y con el uso propio del silencio cada uno se encuentra con lo singular a la hora de crear música. Porque las notas y las combinaciones (por lo menos dentro del pop, el formato canción, el rock, por decir más o menos lo que yo sé tocar) es en algún punto limitado: las tonalidades, cómo enganchar una parte con otra, la cantidad de notas… la manera de romper con eso (dentro del género, que se entienda, hablo desde mi experiencia de hacer canciones con cierta melodía “popera”) es con el silencio, el aire, algunos otros recursos más supongo… pero del silencio, aunque sea micro micro micro, nace el Groove propio, la melodía. Creo que pienso eso. Es como un comodín que se agrega a la cantidad de notas que te permite cada instrumento, y bien usado es lo que crea sonidos únicos, me parece.¿Hasta qué punto cree que se modifica la escucha siendo espectador?
Se modifica muchísimo. Muchas veces en vivo el show me atraviesa por todo el contexto, lo vertiginoso es que estar en el presente (y todos los factores extra musicales que eso implica). La sola exposición de estar ahí con más personas y los músicos se convierte en algo físico, que interpela a todos los sentidos, muchas veces dejando en un segundo plano la escucha. Eso es a veces es bueno y a veces no. A veces siento que hay como una exigencia de que todo músico debería tocar en vivo, demostrar lo que hace. Hay música que no hay ver, sólo hay que escuchar. Hay música que está hecha sólo para ser grabada y no para ser tocada en vivo. Los dos primeros discos de Gulash! están hechos de esa manera.