Percusiones

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  • Trabajos prácticos – El peso de las piedras

    Sobre el álbum

    Alguien hace sonar una cuerda, el aire se agita y queda resonando mucho después de la quietud. Alguien tira una piedra. La piedra carga con el agua que la formó, con la dureza que la protegió, con el aire que la transporta, con la mano que la elige, roza cosas, corta el tiempo, grita algo. La piedra cae, la cuerda resuena, el día comienza o acaba, un niño muere aferrado a una piedra diminuta, y en una esquina totalmente anónima del planeta se rompen tres corazones a la vez. Los sonidos de las piedras, los sonidos de las bombas, los sonidos de las cuerdas, los sonidos del corazón rompiéndose son todos el mismo sonido.

    Las palabras sobran y no alcanzan, la música busca también dialogar en la maraña difusa que viene siendo el mundo. Las canciones de El Peso de las Piedras, escuetas y directas, abren un abanico de sensaciones que evocan a veces un Medio Oriente soñado o recordado, a veces un Buenos Aires matinal, a veces el recuerdo de un sueño patagónico disolviéndose o del calor de una carpa sahariana. Se vaticina un viaje largo. Un viaje sin descanso donde resuena el galope de los jinetes de la Pampa de Gaza mezclado con una radio rota que sintoniza la última frecuencia del desierto. Las imágenes fluyen sin esfuerzo: mientras aúllan los platillos que caen como misiles, el eco de la guitarra criolla demora, repetitivo e hipnotizante, hay un zumbido de humo de los aviones que nacieron para enloquecer palestinos. Se oye la marcha de un éxodo mundial. Los dedos de la guitarra sangran ominosamente. Seguimos viajando, sin parar. Aprenderemos de la repetición en la vida: el ritmo, la historia, la crueldad. Y de la belleza.

    By Carmela P (La Propia)