Indie Rock

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  • Chindogu – Dalai lomo

    Siendo la premisa proponer juego, Chindogu dispone distintos temas en cada composición, y juega con la velocidad y el timbre. Aunque son composiciones cortas, pasan por todos los estados. De lento a rápido, de estridente a calmo.Si fuera un juego Chindogu podría ser….

    el juego de la oca
    el piso es lava
    la botellita (dandonos besos siendo inmigrantes japoneses en Hawaii)

    Por Dolores Rivadeneira

  • Chindogu – Pariendo al chacal

    No todo objeto inútil es un chindogu.

    “Pariendo al Chacal”, propone un juego con tres piezas: guitarra, teclado y batería. Así se crean elementos musicales que en principio por partes pueden parecer sencillos, pero en su desarrollo y el juego mismo, se vuelven algo más complejos conformando un “sonido atolondrado”.

    Como un niño con una sobredosis de azúcar, ritmo y melodía van y vienen cambiando su velocidad y dando sensación de movimiento. Los timbres y colores mayormente dulces, a veces rugosos, son esencialmente orientales; es decir, nos desafían a la “otredad” o a “jugar a ser otro”.

    Es que un chindogu es un término japonés que se utiliza para nombrar inventos, que aunque puedan ser útiles, no son prácticos y llegan a ser absurdos. Si la utilidad de un objeto se ampara en su adecuación, podríamos decir análogamente que Chindogu es un chindogu. En este sentido, establecen una dinámica de disposición del sonido de forma tal que la fluidez de su obra se configura con play, pausa, adelante, atrás, derecha, izquierda. En lugar de resolver con “practicidad”, resuelven con creatividad e imaginación.

    Por Dolores Rivadeneira

  • Esquizofrénicos – Esquizofrénia

    Nosotros somos Esquizofrénicos. Se abre el telón. Las canciones condensadas en un cuarto impregnan los poros hermanos. El paisaje exige una visión sonora, dual y sanguínea:

    Cuatro paredes enmarcan un jardín enorme. El poster como sol que ilumina el camino: los ojos de Kurt Cobain pintados con resaltador amarillo apuntan hacia dos hermanos que arrancan pasto fresco en posición de cuclillas, en una esquina, mastican canciones y se las untan en el cuerpo como si fuera miel caliente. Los gritos no son tristes. Hay cierto placer en aceptar que llegó el momento de calzarse la cáscara puntiaguda que obliga cierto crecimiento inevitable. Hay lucha contra el mundo adulto, afortunadamente. Agradezco que la bondad sea honrada en las melodías. La forma gritona ayuda a ser joven un rato más.

    Por Mauro Litvak

  • Esquizofrénicos – Fotos

    Este Ep está hecho con muy poco. Cierta velocidad y valores del hardcore, una ejecución a precisa y casi mathrock, un cover de Miguel Abuelo, menos de cinco minutos de duración, tocado por dos personas, que son hermanos, un bajo y una batería: hay de todo. Pero es muy complejo para ser hardcore, es muy simple para ser mathrock, el cover de Abuelo incluye al drum and bass (un género rasta-británico de la década del noventa al interior de una canción argentina de la década del sesenta). ¿El EP es una sola canción de cinco minutos? Hagan la pregunta en su próximo concierto.

    Por Gonzalo Duprat

  • Esquizofrénicos – 兆

     

     

     

  • Filo – Despecho deluxe

    Canciones para la habitación. La computadora es una salda de ensayo perfecta desmoblada. Música para surfear la web ¿A dónde se suben los temas que publicas?

    Por Gonzalo Duprat

  • Filo – Operación triunfo

    Hay quien dijo “… no son las cosas importantes las que llevan a un hombre al manicomio” sino una serie de pequeñas tragedias.
    La idea de que bajo el lente de lo normativo se escapa la vida como un mal chiste, como un escupitajo en el agua del cordón al que intentamos seguir sin parpadear. Dicha idea abraza la sumisión, la vergüenza y el abandono de uno mismo en pos de las apariencias.
    “…Y dice por favor/el alma/no la recuerdo/dice por favor/el canto no es comestible/ver/ o escapar/del cuerpo/misterio gris/el odio/ y la falsa modestia/dice por favor/ el alma no la recuerdo”
    Las melodías y los ritmos de FILO acompasan bajo el estrepitoso disfraz de la modernidad un antiquísimo mal que nos escupe en la cara solo para ver cuánto tiempo se puede vivir sin parpadear.

    Por Guillermo Carrizo

  • Fusibles – 2009

    ´´…Mas querría encontrar quien oyera las mías que a quien me narre las suyas´´ dijo Plauto e igual murió rico.
    Al escuchar Fusibles podemos pensar en que la ambigüedad de la música es inútil sin ese otro ente deformante que la entiende como tal.
    Sonidos marginales de bajo y batería agigantan el ir y venir de guitarras, desde conductores y activistas hasta sensor opaco, las guitarras se mueven, como alejándose en un desfile.
    Por supuesto siempre hay nuevos espectadores que maravillados por la experiencia de sentir como las tripas se encojen por la dulzura de los graves, entienden que la empatía, la emoción y la locura no son más que síntomas de la divina ambigüedad a la que algunos conocen como música.
    Nada nos asegura que podamos acabar como Plauto, pero si de algo podemos estar seguros, es que ese desfile es un camino que vale la pena recorrer.

    Por Guillermo Carrizo

  • Fusibles – Hacia los árboles

    Hay veces en las que no nos olvidamos de algo porque ha sido bello. Encontrar esa propiedad que nos confiere la suerte es innegable y abunda poco. Cuando algo es bello es súbito. No lo podemos evitar. Es como si nos lastimara, como si dejara una marca en ese territorio indefinible al que llamamos sensibilidad.

    Encontrarse Hacia los árboles es un guiño del destino y una oportunidad para despojarnos de tanta artificiosidad instrumental y aparatajes conceptuales que rodan. A veces alcanza con poco, acá con poquísimo nos sobra, porque cada elemento es justo y lo similar se confunde, armoniza. Hacía los árboles es como una máquina que genera evocaciones: cada árbol un atmósfera diferente que se interpone.

    Y mientras corre el cassette: bajo, guitarra acústica, acoples nos toman. Y a medida que vamos sintiendo la música, los fenómenos del mundo físico y la vida que nos rodean parece que estuvieran despojados de los hombres y hasta pareciera que estamos solos refugiados entre algún paisaje.

    Por Joaquín Diazckovic